Por primera vez en 95 años, el PRI reeligió a un dirigente nacional. Al lograr 97% de los votos (440) en la elección interna priista, Alejandro Moreno se mantendrá como líder nacional del tricolor hasta 2028, lo que expresidentes del partido calificaron como un “atraco”.
Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa Reza, exdirigentes nacionales del PRI, acusaron que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha sido permisivo ante el “atraco” de la dirigencia nacional.
“Este domingo se ha consumado la farsa; esta reelección es producto de una Asamblea Nacional ilegal, a partir de una reforma ilegal de los Estatutos y de un proceso de elección ilegal, con la que Alejandro Moreno pretende reelegirse y secuestrar el partido histórico de México”, aseveraron.
A puerta cerrada, a la sede nacional del tricolor, en la colonia Buenavista de la Ciudad de México, fueron convocados los 600 integrantes de este órgano con derecho a voto.
Mediante un comunicado de prensa, difundido inmediatamente después de conocerse que Alejandro Moreno Cárdenas obtuvo 440 de los 452 votos posibles del Consejo Político Nacional, los exdirigentes nacionales del PRI reiteraron que la Asamblea Nacional tiene múltiples ilegalidades en cuanto a su ejecución, ya que el Reglamento para su organización no fue aprobado por el Consejo Político Nacional (CPN) como lo establecen el artículo 83 de los estatutos del partido.
Resaltaron que “no hubo información oportuna de los cambios estatutarios que se iban a votar ni acceso amplio a las mesas de discusión para las y los delegados interesados en participar. De hecho, solamente cien personas fueron acreditadas en cada una de las mesas que discutían las reformas. Se trata de una Asamblea rasurada, sólo participan los consejeros nacionales elegidos a modo por esta dirigencia”.
Añadieron que “por primera vez en la historia del Partido Revolucionario Institucional, el dirigente se reelige a puerta cerrada, sin propuestas, ni debate, ni proyecto de futuro y donde la militancia ha estado ausente. El PRI es un partido secuestrado por la ambición personal de Alejandro Moreno, alejado del buen desarrollo institucional del partido.