El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, condenó el ataque ruso que alcanzó un penal de la región de Zaporiyia, dejando al menos a 17 personas sin vida.
Además, otras 42 personas resultaron heridas tras el bombardeo que destruyó por completo la cantina del penal y provocó grandes daños en otras infraestructuras administrativas y de aislamiento de los presos.
La Justicia ucraniana calificó este ataque como un crimen de guerra al tratarse de una infraestructura civil.
“Fue un ataque deliberado, intencional, no un accidente. No es posible que los rusos no supieran que estaban atacando a civiles en esas instalaciones”, escribió Zelensky en sus redes sociales.
También informó de la muerte de tres personas en otro ataque ruso con misiles que alcanzó un hospital de la ciudad de Kamianske, en la región de Dnipropetrovsk.
“Y esto ocurrió después de que Estados Unidos expresara una posición completamente clara, una posición apoyada por el mundo, de que Rusia debe poner fin a la guerra y pasar a la diplomacia”, remarcó.
En tanto, el Kremlin negó responsabilidades del bombardeo contra una prisión. «El ejército ruso no ataca objetivos civiles. Los ataques se realizan contra infraestructura militar», respondió el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, ante la pregunta de un periodista durante su rueda de prensa telefónica.