Max Verstappen ha sorprendido a sus seguidores al anunciar que no volverá a utilizar el número 33 en la próxima campaña de Fórmula 1. Tras cuatro títulos mundiales y varios años luciendo el número 1, el neerlandés ha decidido adoptar el número 3, aprovechando que Lando Norris será quien porte el dorsal de campeón. Esta transición marca el fin de una marca comercial muy potente, pero el inicio de un deseo personal largamente postergado por el piloto.
La elección del número 3 responde a una preferencia personal que Max ha mantenido oculta por las circunstancias de la competición. Según sus propias palabras, el tres ha sido siempre su número favorito, solo superado por el uno que otorga el campeonato. Ahora que Norris ha confirmado su cambio del número 4 al 1, se abrió la oportunidad legal para que Verstappen reclamara el dígito que dejó vacante Daniel Ricciardo tras su reciente adiós a la categoría.
Este movimiento ha requerido una excepción a la normativa vigente de la FIA, que suele proteger los números de los pilotos retirados por un periodo de dos años. Gracias al consentimiento expreso de Ricciardo, la federación ha permitido que Verstappen herede el dorsal de su antiguo colega. Es un gesto de respeto y camaradería que cierra un capítulo en la carrera del australiano y abre uno nuevo para el piloto estrella de Red Bull.
Verstappen reflexiona con madurez sobre este cambio, señalando que el «33» cumplió su función de traerle «doble suerte» durante la fase más intensa de su ascenso. Sin embargo, en esta nueva etapa de su carrera, prefiere la sencillez del dígito único. Para los aficionados que llevan el 33 tatuado o en su vestimenta, este cambio representa la evolución de un deportista que ya no necesita cábalas para demostrar su valía en la pista.
El escenario para 2026 queda definido con una curiosa danza de números: Norris defenderá el título con el 1, mientras que el anterior monarca, Verstappen, acechará desde el número 3. Será la primera vez en mucho tiempo que veamos a Max con un número distinto al 33 o al 1, lo que añade un componente de frescura visual a una parrilla que se prepara para una de las temporadas más disputadas de la era moderna.









