Durante el funeral del activista conservador Charlie Kirk, el presidente Donald Trump y el magnate Elon Musk dejaron de lado sus diferencias y se mostraron mutuamente cordiales y conversadores.
El mandatario y el dueño de Tesla se sentaron juntos en un palco del estadio State Farm de Arizona, donde compartieron algunas palabras poco antes de que el empresario se fuera.
A inicios de año, Musk era un aliado cercano del republicano, quien lo puso a cargo del Departamento de Eficiencia Gubernamental; pero cinco meses después, Musk abandonó su cargo manifestando hartazgo hacia el gobierno.
Si bien ambos se llenaron de elogios mutuos cuando Musk tomó un camino diferente al de la Administración Trump, fue cuestión de días para que se desencadenara una marcada enemistad entre ambos.