El béisbol vivió un momento escalofriante en el Tropicana Field cuando el lanzador de los Rays, Hunter Bigge, fue impactado en el rostro por una pelota de foul mientras estaba en el dugout. El golpe ocurrió tras un batazo de Adley Rutschman, de los Orioles, que conectó un lanzamiento a 168 km/h del relevista Connor Seabold.
La pelota entró al dugout por el lado de primera base y golpeó violentamente a Bigge, quien cayó de inmediato, provocando una escena de preocupación. Los compañeros y personal médico reaccionaron al instante, colocándolo en una camilla con el cuello estabilizado antes de ser retirado del campo.
El mánager Kevin Cash aseguró tras el partido que Bigge se encontraba consciente, hablando con los médicos y respondiendo de forma coherente. El lanzador fue trasladado para someterse a estudios durante la noche, según información proporcionada por el club a medios oficiales.
Bigge, de 27 años, estaba en lista de lesionados desde el 2 de mayo por una distensión muscular y recientemente se había visto afectado por molestias en el tendón de la corva. En esta temporada tiene efectividad de 2.40 en 13 apariciones, sin decisiones y con un salvamento.
A pesar del incidente, el juego continuó y Baltimore se llevó la victoria 4-1. Pero lo ocurrido con Bigge dejó claro que incluso fuera del terreno, el béisbol puede ser tan impredecible como peligroso.