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El Tribunal Supremo de Estados Unidos rechazó este lunes admitir un caso que buscaba revertir el histórico fallo de 2015 que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país.

La apelación fue presentada por Kim Davis, exfuncionaria del registro civil de Kentucky, quien en su momento se negó a emitir licencias matrimoniales a parejas del mismo sexo. Davis se negó a cumplir los trámites alegando motivos religiosos.

El tribunal denegó la petición sin firma ni explicación, como es habitual.

De haberse aceptado, el caso suponía una nueva amenaza para los derechos LGBTIQ+, que han enfrentado retrocesos desde el regreso de Donald Trump a la presidencia.

El fallo “Obergefell vs. Hodges” de 2015, emitido bajo el mandato de Barack Obama, estableció que la Enmienda 14 de la Constitución garantiza la igualdad de protección ante la ley, obligando a todos los estados a permitir el matrimonio igualitario.

Davis argumentó que la Primera Enmienda, que protege la libertad religiosa y de expresión, la exime de cumplir con esa disposición.

Actualmente, nueve estados republicanos promueven iniciativas para revertir el fallo y devolver a los gobiernos locales la potestad sobre el tema. En esa línea, una reciente orden del Supremo en Texas estableció que los jueces pueden abstenerse de celebrar matrimonios por razones religiosas.

Pese a ello una ley federal aprobada en 2022 durante la administración de Joe Biden, garantiza el reconocimiento federal de los matrimonios entre personas del mismo sexo e interraciales, y prohíbe que cualquier estado los desconozca.