El número de víctimas por el tifón Kalmaegi en el centro de Filipinas superó los 100 muertos este miércoles, tras revelarse la magnitud de los daños en la provincia de Cebú, que sufrió las peores inundaciones en su historia reciente.
El agua arrasó comunidades enteras, destruyendo viviendas, vehículos y contenedores de carga. En la localidad de Liloan, parte del área metropolitana de Cebú, las autoridades recuperaron 35 cuerpos, elevando el total de fallecidos en la provincia a 76, informó el portavoz Rhon Ramos.
En la vecina isla de Negros, 12 personas murieron y otras 12 siguen desaparecidas. Allí, el flujo de lodo volcánico arrastrado por la lluvia sepultó varias viviendas en la ciudad de Canlaon, según reportó el teniente Stephen Polinar.
La gobernadora de Cebú, Pamela Baricuatro, calificó la situación de “sin precedentes”. Advirtió que el agua, más que los vientos, representa el mayor peligro para la población.
Expertos señalan que el cambio climático está intensificando la fuerza de los tifones, ya que los océanos más cálidos y una atmósfera más húmeda provocan tormentas más potentes y precipitaciones extremas.












