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El año pasado se estableció como el más caliente en más de 150 años y sería uno de los más calurosos en los últimos 100 mil años, evidenciado por datos satelitales, evidencias geológicas y temperaturas excepcionalmente altas mes tras mes a nivel global. Las temperaturas promedio superaron los récords históricos desde mediados del año, con cada mes estableciendo nuevos máximos: junio fue el más cálido registrado, seguido por julio, y así siguió hasta diciembre.

Las temperaturas globales en promedio fueron 1,48 grados Celsius (2,66 grados Fahrenheit) más altas que las de la segunda mitad del siglo XIX, superando incluso el récord anterior de 2016, según lo anunciado por el monitor climático de la Unión Europea.

Los científicos no se sorprenden de que las continuas emisiones de gases de efecto invernadero hayan llevado a nuevos picos en el calentamiento global. Sin embargo, buscan entender si el año 2023 es un indicador de una tendencia hacia años aún más cálidos y si esto señala una aceleración en el calentamiento del planeta.

Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático Copernicus, destacó la singularidad de este evento, señalando que la última vez que la Tierra experimentó temperaturas tan altas, no existían ciudades, libros, agricultura ni animales domesticados.

El aumento en cada décima parte de un grado en el calentamiento global aporta energía adicional que intensifica olas de calor, tormentas, el aumento del nivel del mar y el derretimiento de glaciares y capas de hielo. Estos efectos fueron evidentes el año pasado, con eventos extremos en Irán, China, Grecia, España, Estados Unidos Canadá y México, donde se registró la temporada de incendios y forestales en algunos casos y super huracanes en otros, que fueron los más destructivos de la historia reciente.

Investigadores en Francia han descubierto que el calentamiento de la Tierra, incluyendo océanos, tierra, aire y hielo, se ha acelerado desde 1960, coincidiendo con el aumento de emisiones de carbono y la reducción de aerosoles en las últimas décadas. Karina von Schuckmann, oceanógrafa de Mercator Ocean International, resalta la necesidad de más estudios para comprender si existen otros factores contribuyentes, indicando que hay fenómenos inusuales que aún no se comprenden.

Con información del New York Times.