Rusia lanzó su ofensiva aérea más intensa contra Ucrania desde febrero de 2022, según informó Yuriy Ihnat, jefe de comunicaciones de la Fuerza Aérea ucraniana.
Durante la noche, se dispararon 537 armas aéreas, incluidos 477 drones y señuelos, así como 60 misiles. Del total, 249 fueron derribados y 226 se perdieron, posiblemente por interferencia electrónica.
Ihnat calificó el bombardeo como «el más masivo» desde el inicio de la invasión a gran escala, con ataques dirigidos a múltiples regiones del país, incluyendo el oeste ucraniano, lejos de las líneas del frente.
La ofensiva provocó reacciones internacionales: Polonia y aliados desplegaron aviones para proteger su espacio aéreo.
Mientras tanto, se reportaron víctimas en varias regiones. En Jersón y Járkiv murieron dos personas por impactos de drones; en Cherkasy hubo seis heridos, incluido un menor; y en Dnipró un hombre de 72 años falleció en un ataque similar. En Leópolis, un bombardeo provocó un incendio en una instalación industrial y dejó cortes de energía.
La Fuerza Aérea ucraniana también confirmó la pérdida de un avión F-16 tras sufrir daños al derribar objetivos enemigos. El piloto murió.
La escalada en los ataques ha debilitado aún más las expectativas de una salida negociada al conflicto, que ya supera los tres años.