Ricky Hatton, una de las figuras más queridas del boxeo británico, falleció a los 46 años, según confirmó la Asociación Mundial de Boxeo. Su estilo aguerrido y su capacidad para conectar con los aficionados le otorgaron un lugar especial en la memoria colectiva del deporte.
Durante 15 años de carrera profesional, Hatton conquistó los títulos mundiales en peso superligero y welter, sumando campeonatos de la AMB, la OIB y la FIB. Fue en 2005 cuando alcanzó su punto más alto al derrotar al australiano Kostya Tszyu, sumando así un triunfo que marcó época para el boxeo del Reino Unido.
Con un récord de 43 victorias consecutivas, parecía imparable hasta que Floyd Mayweather Jr lo venció en 2007. Dos años más tarde, Manny Pacquiao le propinó su segundo revés, un golpe del que no logró recuperarse plenamente en lo deportivo. Cerró su carrera con un registro de 45 triunfos y 3 derrotas.
La noticia de su muerte sacudió a familiares, amigos y compañeros de profesión. Amir Khan lo calificó como “un guerrero y un mentor”, recordando su influencia más allá de los títulos. También el Manchester City, equipo del que era hincha, anunció un minuto de silencio en su honor antes del clásico contra el Manchester United.
La vida personal de Hatton estuvo marcada por luchas internas. Tras su retiro, admitió haber enfrentado intentos de suicidio, además de batallar contra el alcohol y las drogas. Sin embargo, su valentía para hablar abiertamente de sus problemas lo convirtió en un referente de resiliencia. Hoy, el boxeo despide no solo a un campeón, sino a un hombre que mostró todas sus facetas dentro y fuera del ring.