Sergio Alfieri, el médico que daba seguimiento al tratamiento del Papa Francisco, reveló que cuando fue llamado al Vaticano la madrugada del lunes, el día en que falleció, se encontró al pontífice con los ojos abiertos y respirando con normalidad, pero sin reaccionar.
De acuerdo con el periódico italiano “Corriere della Sera”, a las 5:30 de la mañana del lunes, el enfermero del Papa, Massimiliano Strappetti, avisó a Alfieri que Francisco había sufrido un derrame cerebral y debía ser trasladado al hospital. El médico llegó 20 minutos después.
“Tampoco respondió a los estímulos, ni siquiera a los dolorosos. En ese momento comprendí que no había nada más que hacer. Estaba en coma”, dijo Alfieri al diario.
Según el doctor, era demasiado arriesgado trasladar a Francisco de nuevo al Hospital Gemelli, donde fue tratado por una infección respiratoria compleja que casi le cuesta la vida en dos ocasiones. “El Papa quería morir en casa, siempre lo dijo mientras estuvo en el Gemelli”, afirmó Alfieri.
El Papa falleció dos horas después de sufrir un derrame cerebral. El cardenal Pietro Parolin llegó y rezó el rosario sobre el cuerpo, acompañado por el personal de la casa pontificia, de acuerdo con las declaraciones de Alfieri al diario milanés.
“Le di una caricia, como despedida”, dijo el médico.
El doctor Sergio Alfieri coordinó el tratamiento hospitalario que recibió el Papa durante cinco semanas a causa de una neumonía bilateral y continuó supervisando sus cuidados cuando regresó al Vaticano el 23 de marzo para cumplir con un descanso de dos meses que le permitiera recuperarse por completo.
Vatican News reportó que Francisco logró hacer un gesto de despedida hacia Strappetti y que las personas que estaban con él en ese momento dijeron que no parecía sufrir.