En lo que fue una enorme sorpresa al final de la misa del Jubileo dedicada a los enfermos, la mañana del domingo 6 de abril reapareció en persona el Papa Francisco ante los fieles en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
El pontífice de 88 años, convaleciente por sus problemas de salud, fue llevado en una silla de ruedas desde el interior de la Basílica de San Pedro hasta el altar situado en la plaza para las misas públicas y pronunció unas breves palabras, con cierta dificultad por las cánulas nasales que usa para recibir oxígeno.
“Buen domingo a todos, muchas gracias”, dijo a los fieles, para después recorrer parte de la plaza impartiendo bendiciones. Los fieles lo recibieron con emoción, aplausos y al grito de “viva el Papa”.
Una mujer leyó después un mensaje en su nombre en el que saludaba “con afecto” a todos los participantes y agradeció “de corazón” las oraciones por su salud.
Esta cita, dedicada al mundo sanitario por el Año Santo en curso, era muy esperada dado que el propio pontífice vive en por sí mismo la enfermedad, aunque mejora poco a poco según la Santa Sede.
Francisco fue hospitalizado el pasado 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma a causa de una pulmonía bilateral y otros problemas de salud.
Permaneció ingresado durante 38 días, hasta que salió del centro el 23 de marzo para proseguir su terapia en su residencia del Vaticano, la Casa Santa Marta.
La última información médica brindada por la Santa Sede apunta que su salud mejora, mientras prosigue su terapia farmacológica y la fisioterapia motora y respiratoria.
Asimismo, mejora en el uso de la palabra y, aunque todavía necesita oxígeno suministrado por cánulas nasales, en momentos del día se le reduce.