En una noche que quedará grabada en la memoria de los aficionados al béisbol, Randy Arozarena protagonizó una espectacular remontada para los Seattle Mariners al conectar un grand slam en la octava entrada, llevando a su equipo a una victoria de 7-6 sobre los Houston Astros. Este batazo no solo significó las primeras carreras para los Mariners en el juego, sino que también encendió la chispa que culminaría en una sorprendente voltereta.
Hasta ese momento, los Astros dominaban el encuentro con una ventaja de 5-0, gracias en parte a una sólida actuación del abridor Hunter Brown, quien mantuvo a raya a la ofensiva de Seattle durante seis entradas, permitiendo solo dos hits y ponchando a tres bateadores. Las carreras de Houston llegaron por contribuciones clave de Jake Meyers, Cam Smith, José Altuve y Yordan Álvarez.
Sin embargo, la historia cambió drásticamente en la octava entrada. Con las bases llenas, Arozarena enfrentó al relevista de los Astros y, en cuenta de 1-1, conectó un potente cuadrangular que envió la pelota por encima de la barda del jardín izquierdo, acercando a los Mariners 5-4 en el marcador. Este batazo no solo rompió la blanqueada, sino que también inyectó una nueva energía al equipo y a los aficionados presentes.
La remontada se concretó en la novena entrada. Aunque los Astros añadieron una carrera más para ponerse 6-4, los Mariners no se dieron por vencidos. Con Bryan Abreu en el montículo por Houston, Seattle logró llenar las bases nuevamente. Fue entonces cuando Arozarena, mostrando una paciencia encomiable, negoció una base por bolas que impulsó la carrera del empate. Poco después, un sencillo de Julio Rodríguez trajo la carrera de la victoria, sellando una noche inolvidable para los Mariners y sus seguidores.
