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El crecimiento de las exportaciones chinas está superando las expectativas, afectando el empleo global y desencadenando reacciones adversas en aumento. Los productos chinos, desde acero y vehículos hasta electrodomésticos y paneles solares, están encontrando más mercado internacionalmente, lo cual beneficia a China en medio de una profunda recesión en su sector de construcción, anteriormente un pilar económico. Sin embargo, esta situación genera preocupaciones en otros países, que ven el ascenso chino como una amenaza a su economía, llevándolos a adoptar medidas proteccionistas.

La Unión Europea, por ejemplo, planea imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos, citando subsidios gubernamentales ilegales por parte de China, lo cual Beijing niega. Los aranceles se aplicarían a partir del 7 de marzo, aunque su monto se definirá en verano. Además, hay preocupaciones por la sobreproducción china, la cual se considera que está siendo compensada mediante la expansión de fábricas más allá de sus necesidades.

China es responsable de un tercio de la manufactura mundial, superando a economías importantes como Estados Unidos, Alemania, Japón y Corea del Sur. En respuesta, no solo la UE sino también India, Turquía y Estados Unidos han tomado o están considerando tomar acciones contra las importaciones chinas. Estados Unidos, bajo la administración de Biden, ha continuado con aranceles previos e impuesto restricciones a las exportaciones tecnológicas hacia China.

A pesar de un aumento del 7% en las exportaciones chinas (medido en dólares), la caída de precios de sus productos sugiere una mayor cuota de mercado y volumen físico de exportaciones debido a la sobreproducción. China ha encontrado maneras de sortear aranceles, como reexportar productos a través de terceros países, lo cual ha incrementado la preocupación en la UE y Estados Unidos.

Ambos, la UE y EE.UU., están contemplando medidas más estrictas, incluyendo impuestos basados en las emisiones de carbono de los productos importados, lo cual afectará especialmente a las exportaciones chinas debido a su dependencia en la energía de carbón. Esta situación subraya las tensiones comerciales y el desafío que China representa para las economías desarrolladas y en desarrollo, las cuales se inclinan cada vez más por productos chinos más asequibles, alterando dinámicas económicas globales tradicionales.

Funcionarios chinos han expresado preocupación por lo que ven como un creciente proteccionismo dirigido contra ellos, mientras que las prácticas industriales y de exportación de China continúan bajo escrutinio internacional. Con un superávit comercial en manufactura sin precedentes, China enfrenta acusaciones de desequilibrio comercial y competencia desleal, lo que destaca la complejidad y el dinamismo de las relaciones comerciales globales en la actualidad.

Con información del New York Times.