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Un nuevo mandato del Pentágono dejará fuera del ejército estadounidense a cerca de mil soldados que se identifican como transgénero. La medida fue dispuesta tras el respaldo de la Corte Suprema a la política de prohibición impulsada por la administración de Donald Trump, y otorga al secretario de Defensa, Pete Hegseth, la facultad para revisar los registros médicos de todos los miembros en busca de quienes aún no se han identificado formalmente como trans.

“No más trans en el Departamento de Defensa”, publicó Hegseth en su cuenta oficial de X.

El secretario también estableció un plazo de 30 días para que los militares que no han revelado su identidad transgénero lo hagan de forma voluntaria. En caso contrario, serán ubicados mediante sus historiales médicos.

La revisión se enfocará en diagnósticos relacionados con la disforia de género, síntomas compatibles o tratamientos en curso.

Durante una conferencia en Tampa, el pasado 8 de abril, el secretario de Defensa sostuvo que estaban dejando atrás las debilidades “No más pronombres, no más tipos con vestidos”.

El Pentágono dio un plazo hasta el 6 de junio para que los miembros del servicio militar en activo se acojan a esas bajas voluntarias y 60 días más (hasta el 7 de julio) a los reservistas, y planea procesar separaciones involuntarias después de esos periodos.