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El Papa Francisco no acudió a la misa Crismal celebrada en la Basílica de San Pedro, con la que formalmente se abre el llamado Triduo pascual y comienzan los ritos de la Semana Santa. La misa fue oficiada por el cardenal Domenico Calcagno.

Sin embargo, por la tarde el pontífice argentino visitó la cárcel Regina Coeli en el centro de Rom. Así mantuvo su tradicional visita a una cárcel en la tarde del Jueves Santo pese a estar todavía convaleciente por sus problemas respiratorios, después de 38 días ingresado en el hospital.

Se trató de una visita rápida, de unos 20 minutos. El Papa entró en la prisión en la silla de ruedas que ya usaba antes de su hospitalización por sus problemas de movilidad y fue recibido por la directora de la penitenciaría, Claudia Clementi, y por numerosos miembros del personal, entre aplausos y ovaciones.

Después, mantuvo un encuentro con un grupo de unos 70 presos y no utilizó las cánulas nasales por las que recibe oxígeno y con las que ha aparecido en varias ocasiones en público.

Desde el inicio de su pontificado, Bergoglio ha elegido centros de refugiados y cárceles para el tradicional lavado de pies. Un ritual al que el Papa no quiere renunciar ni siquiera ahora, pese a que hace menos de un mes que regresó a su residencia.