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El intento de regreso de Philip Rivers a los Indianapolis Colts ha generado tanto entusiasmo como controversia, dado que el quarterback ocho veces Pro Bowl es semifinalista para el Salón de la Fama del Fútbol Profesional Clase 2026. Rivers, quien entrenó con el equipo el lunes a sus 44 años, fue fichado para el equipo de prácticas en respuesta a una severa crisis de lesiones.

La gran pregunta que rodea su regreso es si afectará su elegibilidad para Cooperstown. Según NFL Network, si Rivers fuera firmado en la plantilla activa de los Colts, su cronómetro para el Salón de la Fama se reiniciaría, obligándolo a esperar otros cinco años. Afortunadamente para su legado, si se mantiene en el equipo de prácticas, su elegibilidad no se vería afectada.

La necesidad del equipo es urgente. El quarterback titular, Daniel Jones, sufrió una rotura de Aquiles que puso fin a su temporada. El suplente, Riley Leonard, está lesionado de la rodilla y, aunque se espera que sea titular el domingo, Rivers podría entrar como backup activo si las cosas se complican. A esto se suma la baja previa de Anthony Richardson por fractura orbital.

Rivers, que no juega desde que terminó su carrera con los Colts en 2020, posee récords que lo colocan entre los más grandes de la historia de la NFL: ocupa el séptimo lugar en yardas de pase (63,440) y el sexto en pases de touchdown (421). Su última temporada completa fue un éxito, llevando a los Colts a un récord de 11-5 con 4,000 yardas aéreas.

Mientras el quarterback evalúa su condición física y el equipo define su papel, la decisión de los Colts es crucial. Incluir a Rivers, que se une al veterano Brett Rypien en el equipo de prácticas, podría ser la diferencia entre obtener una victoria este domingo, o forzar al quarterback a esperar hasta 2031 para recibir su merecida placa en el Salón de la Fama.