Gregg Popovich, una de las figuras más influyentes del baloncesto, ha cerrado un capítulo como entrenador de los Spurs tras tres décadas de liderazgo. Durante su mandato, ganó cinco títulos de la NBA y consolidó su lugar en el Salón de la Fama. También condujo a Estados Unidos a la medalla de oro olímpica y se convirtió en el entrenador con más victorias en la historia de la liga.
Popovich sufrió un derrame cerebral a principios de temporada, lo que lo mantuvo alejado de la banca, con apenas cinco partidos dirigidos. A pesar de su deseo de volver, finalmente anunció su retiro del cargo. Agradeció a jugadores, aficionados y colegas por tantos años de confianza, dejando claro que seguirá comprometido con el equipo.
La transición fue inmediata: Mitch Johnson, su asistente, asumió de forma permanente tras haberlo reemplazado interinamente. Aunque Popovich ya no será el entrenador principal, continuará siendo presidente del equipo, cargo desde el cual aún influirá en decisiones clave.
La visión de Popovich siempre fue global. Adam Silver, comisionado de la NBA, reconoció su papel pionero en la internacionalización del baloncesto junto con el director general R.C. Buford. Popovich no solo identificaba talento, sino que valoraba la inteligencia colectiva y la diversidad cultural en el deporte.
Antes de la fama, Popovich estudió estudios soviéticos en la Academia de la Fuerza Aérea con intención de convertirse en espía. Pero su vida tomó otro rumbo. De potencial agente secreto a leyenda de la duela, su historia es tan única como su legado en el baloncesto.