El ex secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, quien fue señalado de estar involucrado en la desestabilización de gobiernos de América Latina y de apoyar dictaduras militares para frenar la influencia de la Unión Soviética en la década de los 70, murió a los 100 años de edad.
El controvertido político que inmortalizó la frase “Estados Unidos no tiene amigos ni enemigos permanentes, solo intereses”, falleció en su hogar en Connecticut.
Nacido en el seno de una familia judía el 27 de mayo de 1923, en Fürt, Alemania, Henry Kissinger huyó a Estados Unidos, debido al nazismo en territorio alemán, tras la llegada de Adolfo Hitler al poder.
Tras servir en las fuerzas armadas norteamericanas y graduarse en la Universidad de Harvard, el presidente Richard Nixon lo eligió como su asesor de Seguridad Nacional en 1969 y después como secretario de Estado en 1973.
Asimismo, recibió el Premio Nobel de la Paz junto con el vietnamita Le Duc Thuo, por terminar con la guerra en Vietnam, que, tras negociaciones secretas, el gobierno norteamericano no pudo ganar, provocando el repudio de la comunidad internacional.
También se le recuerda por lograr que China restableciera relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Sin embargo, la cara del estratega diplomático, también tiene una parte oscura, porque, de acuerdo con medios internacionales, se ha documentado que estuvo detrás de dictaduras militares que se establecieron en América Latina para impedir la influencia del comunismo del principal enemigo en aquella época de los norteamericanos: La Unión Soviética.
Apoyó a las dictaduras militares en Chile, Argentina, Brasil y Uruguay.
De igual manera, estuvo detrás de la desestabilización de los gobiernos de Bolivia y Uruguay.
Algunos historiadores y analistas consideran que Henry Kissinger fue un criminal de guerra, pero otros afirman que fue un estratega brillante.