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Un potente terremoto sacudió el este de Afganistán el pasado fin de semana, dejando al menos mil 400 muertos y más de 3 mil 100 heridos, según un balance actualizado de las autoridades, convirtiéndose en uno de los sismos más mortíferos en el país en décadas.

El Servicio Geológico de Estados Unidos reportó que un nuevo sismo de magnitud 5.2 se registró 34 kilómetros al noreste de Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, la segunda más afectada por el terremoto inicial que devastó principalmente la provincia de Kunar. El temblor tuvo una profundidad de 10 kilómetros.

Las operaciones de rescate continúan en las zonas más afectadas, muchas de ellas casi inaccesibles por vía terrestre. En el valle de Dewagal, algunos heridos permanecen atrapados bajo los escombros.

 “Se tarda casi cuatro horas a pie desde aquí para llegar a las áreas afectadas por el terremoto, donde las víctimas aún están atrapadas bajo las casas derrumbadas”, declaró Sultan Mohammad, residente local.

Agencias de la ONU se encuentran sobre el terreno brindando asistencia urgente, evaluando las necesidades más críticas y apoyando a las comunidades afectadas.