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La estatua de Tom Brady, ya instalada en las inmediaciones del Gillette Stadium, es un símbolo de gloria y reconocimiento al quarterback más grande de los Patriots. Con su brazo alzado, el ídolo rinde homenaje a dos décadas de triunfos, en las que junto a Bill Belichick escribió una de las páginas más exitosas de la NFL.

Robert Kraft, propietario de los Patriots, confirmó que el entrenador también tendrá su propia estatua cuando se retire oficialmente. Según Kraft, es justo que Belichick acompañe a Brady en este homenaje, pues juntos llevaron al equipo a conquistar seis trofeos Vince Lombardi. “Cuando Bill termine su carrera, encargaremos la estatua que complete esta historia”, aseguró.

Tras su salida de los Patriots, Belichick hizo una pausa en su carrera y recientemente firmó contrato con la Universidad de Carolina del Norte por cinco años. Su futuro aún está en desarrollo, pero la franquicia ya prepara el reconocimiento que lo unirá para siempre a Brady en la memoria colectiva.

El legado de Belichick es indiscutible: 24 años al frente de los Patriots, con 266 victorias en 387 juegos y una capacidad inigualable para moldear equipos campeones. Fue él quien confió en un joven Tom Brady y lo convirtió en el mejor mariscal de campo de todos los tiempos.

Cuando las dos estatuas se encuentren frente al Gillette Stadium, simbolizarán no solo títulos y victorias, sino también una alianza que cambió la historia de la NFL. Brady y Belichick serán eternos, como lo fueron en los emparrillados.