Los Dodgers de Los Ángeles fueron recibidos en la Casa Blanca por el presidente Donald Trump para celebrar su reciente victoria en la Serie Mundial contra los Yankees de Nueva York. Durante la ceremonia, Trump elogió a varias estrellas del equipo, destacando al japonés Shohei Ohtani por su histórica temporada con 50 jonrones y 50 bases robadas, calificándolo como un «actor de cine» y resaltando su brillante futuro en el béisbol.
El lanzador Clayton Kershaw y el propietario Mark Walter también participaron en el evento, presentando al presidente una camiseta personalizada de los Dodgers. Kershaw expresó su gratitud por el reconocimiento presidencial y enfatizó la importancia del logro del equipo. Sin embargo, la visita no estuvo exenta de controversia. Trump evitó presentar a ciertos senadores demócratas presentes, manifestando su desagrado hacia ellos, lo que generó críticas y resaltó las tensiones políticas en el evento.
La presencia de Mookie Betts, jardinero de los Dodgers, también fue notable. Betts, quien anteriormente había declinado asistir a una visita similar con los Medias Rojas de Boston en 2018 por motivos políticos, decidió participar esta vez, enfatizando su deseo de celebrar el logro con sus compañeros de equipo y dejando de lado las diferencias políticas. Por otro lado, el lanzador Blake Treinen elogió abiertamente a Trump, calificándolo como «el mejor presidente de mi vida», reflejando la diversidad de opiniones dentro del equipo.
La visita de los Dodgers a la Casa Blanca subraya la compleja intersección entre el deporte y la política en Estados Unidos.
