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El británico Lewis Hamilton dejó de lado las pistas para enfrentar una batalla personal mucho más difícil: el estado crítico de salud de su perro Roscoe. El piloto de Ferrari reveló que su bulldog inglés, que lo acompaña desde 2013, está en coma luego de sufrir neumonía y un paro cardíaco. Aunque los médicos lograron reanimarlo, su futuro es incierto.

Hamilton se mostró devastado en redes sociales y pidió oraciones para su mascota, que ha estado junto a él en algunos de los momentos más importantes de su carrera. “Estoy a su lado, no sabemos si va a despertar”, escribió el siete veces campeón del mundo.

Roscoe se ha convertido en un emblema dentro del paddock de la Fórmula 1. Con credencial propia y apariciones constantes en los Grandes Premios, fue testigo cercano de los títulos del británico. Su popularidad es tal que en Instagram suma más de un millón de seguidores, consolidándose como una de las mascotas más famosas del deporte.

La ausencia del piloto en los tests de neumáticos en Mugello refleja la prioridad que le ha dado a su amigo canino. En su lugar, Guanyu Zhou tomó el volante de Ferrari, mientras Hamilton aguarda el desenlace de la complicada situación.

El futuro inmediato de Roscoe preocupa tanto como la temporada deportiva de Hamilton, que marcha sexto en el campeonato. La noticia ha generado una oleada de solidaridad de fanáticos y colegas, quienes acompañan a distancia la lucha de un vínculo que trasciende lo deportivo.