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El Congreso 194 de la UCI en Kigali, Ruanda, marcó un antes y un después para el ciclismo mexicano. La Unión Ciclista de México, comandada por Bernardo de la Garza, fue reconocida oficialmente como la nueva institución rectora del deporte, tras un largo periodo de suspensión y reformas estructurales.

La anterior Federación Mexicana de Ciclismo fue apartada en 2021 por problemas graves de gobernanza, lo que obligó a la UCI a imponer condiciones estrictas para una posible reincorporación. Tras cuatro años de trabajo en conjunto con el Comité Olímpico Mexicano, finalmente se logró cumplir con los requisitos.

La presidenta del COM, María José Alcalá, celebró la decisión y destacó la importancia de trabajar siempre en beneficio de ciclistas y entrenadores, con el objetivo de ofrecer certidumbre y buenos resultados en el plano internacional.

El presidente de la UCI, David Lappartient, confirmó que el proceso concluyó con una votación unánime, donde se aprobó la exclusión de la antigua federación y la afiliación de la nueva Unión Ciclista de México. De esta manera, se inicia formalmente un nuevo ciclo administrativo.

La integración del nuevo organismo se percibe como una oportunidad histórica. Nombres como Isaac del Toro representan la esperanza de que, con una estructura sólida, México pueda alcanzar un papel protagónico en el ciclismo mundial.