Una tragedia sacudió al mundo del fútbol americano cuando un tiroteo en Manhattan, en un edificio que alberga las oficinas de la NFL, dejó cuatro muertos y varios heridos. El atacante, Shane Tamura, presuntamente tenía como objetivo a la liga, aunque se equivocó de piso y acabó atacando a otras personas antes de suicidarse. La NFL confirmó que uno de sus empleados resultó herido y se encuentra estable.
El comisionado Roger Goodell lamentó profundamente los hechos y destacó la valentía del oficial Didarul Islam, quien murió en acto de servicio. La liga implementó medidas inmediatas, como permitir el teletrabajo a sus empleados en Nueva York, y programó una asamblea virtual para mantener informada y unida a su comunidad.
Diversas figuras del deporte expresaron sus condolencias. El entrenador de los Chiefs, Andy Reid, y el pateador de los Giants, Graham Gano, mostraron su solidaridad con las víctimas y pidieron unidad. En tanto, Jeffery Simmons, de los Titans, aprovechó para destacar la importancia de abordar la salud mental entre los jugadores.
Ben Johnson, de los Bears, destacó que sucesos así nos recuerdan que hay cosas más importantes que el fútbol. La comunidad de la NFL respondió con un fuerte sentido de familia ante la tragedia.
Tamura dejó una nota donde señalaba su lucha contra la encefalopatía traumática crónica, lo que abre nuevamente el debate sobre las consecuencias del fútbol en la salud mental. Aunque el atacante no fue jugador profesional, la conexión con el deporte ha hecho que la liga reflexione sobre sus responsabilidades sociales y de seguridad.
