La integridad de los jugadores vuelve a ser prioridad para la NFL, que confirmó la suspensión de Denzel Perryman por dos semanas. El castigo llega tras un choque casco con casco contra el novato de los Cowboys, Ryan Flournoy, una acción que la liga busca erradicar por completo del juego profesional. El oficial Jordy Nelson fue el encargado de revisar la apelación, determinando que la falta ameritaba el tiempo fuera de los campos de juego.
La NFL ha sido enfática en que el casco no debe ser utilizado como un arma de impacto. En el comunicado oficial, se resaltó que Perryman ha ignorado las advertencias previas, acumulando múltiples infracciones relacionadas con la seguridad. Esta postura reafirma el compromiso de la liga por reducir las conmociones cerebrales y los golpes innecesarios, aplicando castigos más ejemplares a los jugadores que presentan antecedentes de juego violento.
A pesar de la narrativa de la liga, el vestuario de los Chargers sostiene que Perryman es un jugador físico pero no sucio. Jim Harbaugh expresó públicamente que el linebacker hizo un esfuerzo consciente por evitar el golpe frontal total al ver que el receptor estaba en una posición vulnerable. Esta discrepancia entre la interpretación del entrenador y la de la liga subraya la complejidad de arbitrar impactos a alta velocidad en la era moderna del fútbol americano.

Para Perryman, esta suspensión revive fantasmas de su pasado reciente en Houston, donde también fue sancionado por conductas similares. El hecho de haber sido multado y suspendido anteriormente cerró cualquier posibilidad de una reducción de la pena en esta ocasión. El mensaje es claro para todos los linebackers de la liga: la técnica de tacleo debe evolucionar o las consecuencias financieras y deportivas seguirán siendo drásticas.
Los Chargers ahora enfrentan la incertidumbre de cerrar la campaña sin su líder defensivo en el campo. Aunque la victoria ante Dallas fue contundente (34-17), la baja de Perryman es un obstáculo táctico considerable. El equipo deberá demostrar que tiene la capacidad de sobreponerse a esta pérdida y mantener su nivel competitivo mientras su veterano observa los partidos desde la tribuna por segunda vez en dos años por razones disciplinarias.




