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El histórico circuito de Silverstone fue escenario de una carrera especial en más de un sentido. No solo se celebraron los 75 años del campeonato mundial de Fórmula Uno, sino que los ganadores recibieron un trofeo inédito: uno hecho con bloques LEGO. Esta curiosa innovación fue parte de la creciente alianza entre la marca danesa y la F1, que busca atraer nuevas audiencias.

El ganador recibió un trofeo dorado construido con 2,717 piezas LEGO, diseñado a semejanza del tradicional RAC. Pesando más de 2 kg y con 59 cm de altura, fue ensamblado durante 210 horas por siete expertos en Dinamarca. A diferencia de lo que bromeó Piastri, no es un kit que se pueda comprar en tiendas.

Oscar Piastri, segundo lugar con McLaren, bromeó con Nico Hülkenberg —tercero con Sauber tras 239 largadas— sobre lo desmontable del premio. Hülkenberg, entre la ironía y el cariño, señaló que su hija estaría feliz, aunque un poco de oro real no le habría venido mal.

Esta estrategia responde a una tendencia en la F1: conectar con generaciones más jóvenes. Lejos de trivializar, la F1 apunta a expandir su universo. Como dijo Emily Prazer, directora comercial del campeonato, el objetivo es claro: llevar la emoción de las pistas a cada rincón del mundo. Y si es con bloques LEGO, mejor aún.