Si bien es cierto que Movimiento Ciudadano representa actualmente la tercera fuerza política nacional, considerando que las dos primeras son coaliciones y que si eso no fuera así MC estaría realmente entre el quinto y sexto lugar en la intención de voto, también lo es que estos últimos meses han sido los peores de su historia como partido político.
Estamos hablando de acontecimientos fundamentales, empezando por el hecho de postular candidato/a a gobernador en el Estado de México, luego el pleito inútil con el gobernador de Jalisco, ahora mismo el galimatías protagonizado por Samuel García, sin dejar de lado postulaciones como las de Roberto Palazuelos para senador por Quintana Roo, rechazada públicamente por varios miembros de la dirigencia nacional del partido y para rematar, que ahora tendrán que elegir como candidato/a presidencial vaya usted a saber a quien.
El problema de MC hoy es que la supuesta alianza bajo la mesa entre Delgado y el presidente Lopez Obrador para que Samuel García sirviera para restarle votos a Xóchitl Gálvez puede llevar al partido naranja a perder incluso posiciones legislativas que ya tenía en su poder y debería en teoría retener, tal vez no como para perder el registro de partido político nacional pero si para retroceder considerablemente en su tamaño.
Evidentemente el asunto más importante se relaciona con la situación de Samuel García, que aún siendo el gobernador constitucional de Nuevo León, para poder recuperar esa posición tendrá necesariamente que cumplir con el procedimiento que el congreso estatal determine para el propósito, lo que no le será tan sencillo.
Sin embargo, más allá de lo que suceda con Samuel García, lo que es un hecho es que la imagen y la credibilidad de MC como partido ha sufrido un descalabro de tal magnitud que ahora su mayor riesgo es el de reducir su tamaño.
Es innegable que los cálculos de Dante Delgado salieron mal, en todo caso hay que entender que el problema viene desde la planeación misma, porque era imposible pensar que distanciarse de Enrique Alfaro y promover a Samuel García era buenas ideas.
En el caso de Jalisco porque se lo que se trata simple y llanamente es de mantener la gubernatura de ese estado y eso es más relevante que las filias y fobias del veracruzano en contra del PRI derivadas de su pasado en ese partido.
En el otro, el caso de Samuel García por la implicación que suponía que no existía forma alguna de que sin mayoría en el congreso local dejaran un encargado de despacho o interino a modo para que García Sepúlveda se fuera a hacer campaña y después retomar la gubernatura como si nada.
Más allá de lo que Samuel García hubiera podido lograr como candidato, tanto en la vertiente de darle más votos a MC para conseguir más diputaciones y senadurías y claro también para servirle al presidente quitándole algunos a Xóchitl Gálvez, tanto él como el partido perdían demasiado en materia de posicionamiento.
Esto derivado de que la pre candidatura propició un nivel de crítica en contra del esposo de Mariana Rodríguez en Nuevo León no solo no se presupuesto sino que de suyo le resta fuerza en sus propios dominios, esto pensando en la batalla por los cargos federales y locales que se disputarán en la entidad.
De lo que no hay duda, es que a pesar de su grandilocuencia Dante Delgado no atina en llevar a cabo una estrategia correcta, hay una gran distancia entre sus posiciones dogmáticas y la realidad y los resultados, porque hoy Movimiento Ciudadano está en franca crisis existencial.
De hecho el que García aceptara públicamente que estuvo en negociaciones con el PRI y el PAN para determinar su interinato, aunque eso no hay resultado, ya provocó un descenso irreversible de su aceptación y popularidad en Nuevo León.
En conclusión a Dante Delgado nada le salió bien y los costos de sus errores serán tan altos que no se podría descartar una eventual revuelta de sus principales activos políticos para definir otro rumbo en el que el ya no pueda seguir desafiando la lógica, Dante está escribiendo su propia divina comedia.