La maratonista mexicana Citlali Moscote ha vuelto a estar en el centro de la controversia tras un resultado analítico adverso en una prueba antidopaje. Después de su participación en una carrera de 10 kilómetros en Valencia, España, donde finalizó en la posición 20 con un tiempo de 31:55 minutos, se detectó la presencia de una sustancia prohibida en su organismo.
Este no es el primer incidente de dopaje en la carrera de Moscote; anteriormente, en 2019, enfrentó una suspensión de dos años por dar positivo a oxilofrina y fenprometamina, dos estimulantes prohibidos. La reincidencia en este tipo de casos es considerada una agravante, y según las regulaciones de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), podría enfrentar una suspensión de hasta cuatro años.
La Unidad de Integridad de la Federación Internacional de Atletismo (AIU) ha iniciado un proceso disciplinario contra la atleta. Durante este periodo, Moscote está provisionalmente suspendida y no podrá participar en competencias oficiales hasta que se emita un veredicto final.
Este caso resalta la importancia de la educación y la vigilancia en materia de dopaje dentro del atletismo mexicano. Las autoridades deportivas nacionales deberán reforzar las medidas preventivas y educativas para evitar futuros incidentes que perjudiquen la integridad del deporte y la reputación de sus atletas.