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Michael Jordan, recordado por su feroz competencia en el baloncesto, ahora lucha en otra arena: los tribunales. Como dueño de la escudería 23XI Racing, Jordan ha iniciado una demanda contra NASCAR, señalando una distribución injusta de los ingresos por los derechos de transmisión del serial. Esta disputa podría transformar el modelo económico del automovilismo en Estados Unidos.

El detonante de la demanda fue un acuerdo de 7 mil 800 millones de dólares que NASCAR firmó con empresas de entretenimiento televisivo. Sin embargo, 23XI Racing y Front Row Motorsports decidieron no suscribirse a dicho acuerdo en 2023, denunciando falta de claridad y una distribución de ingresos desfavorable para las escuderías.

El centro del conflicto se basa en cómo se distribuyen las ganancias entre los equipos y los circuitos. Para 2025, la mayoría de las carreras se realizarán en pistas propiedad de NASCAR, lo que beneficia económicamente a estos circuitos. La escudería de Jordan sostiene que, bajo el acuerdo actual, recibirían 275 millones de dólares anuales, mientras que los circuitos obtendrían 467 millones, generando un importante desequilibrio financiero.

Este caso ha acaparado la atención del mundo deportivo al enfrentar a dos pesos pesados: Michael Jordan y la NASCAR. Aunque aún no se sabe el desenlace, lo que es seguro es que la lucha por los derechos de transmisión acaba de empezar y podría cambiar las reglas del juego en el automovilismo estadounidense.