Comitivas de alto nivel de Estados Unidos y China iniciaron conversaciones en Ginebra, Suiza, destinadas a destrabar el nudo arancelario impuesto por el presidente Donald Trump.
El viceprimer ministro chino, He Lifeng, sostuvo una reunión con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, en un primer paso provisional para desactivar una guerra comercial que está perturbando la economía mundial.
Bessent y Lifeng se reunieron tras semanas de crecientes tensiones en las que los aranceles sobre las importaciones de bienes entre las dos mayores economías del mundo se han disparado muy por encima del 100 por ciento.
La disputa comercial ha impactado en las cadenas de suministro, inquietado los mercados financieros y avivado los temores de una fuerte recesión mundial.
Washington intenta reducir su déficit comercial con el gigante asiático y convencerlo de que renuncie a lo que Estados Unidos considera un modelo económico mercantilista y contribuya más al consumo mundial, un cambio que exigiría reformas internas políticamente delicadas.
En tanto, Pekín se ha opuesto a lo que considera una injerencia externa. Quiere que Washington reduzca los aranceles, aclare qué quiere que China compre más y la trate como a un igual en la escena mundial.
En su red Truth Social, Trump posteó que un arancel del 80% sobre los productos chinos «parece correcto», sugiriendo por primera vez una alternativa específica a los gravámenes del 145% que ha impuesto a las importaciones chinas.
China podría buscar la misma exención arancelaria de 90 días que Washington concedió a otros países, mientras se celebran las negociaciones. Cualquier tipo de medida en este sentido y conversaciones de seguimiento serían vistas como positivas por los inversores.