La boxeadora argelina Imane Khelif, campeona olímpica en París, se encuentra en el centro de una fuerte controversia luego de que World Boxing exigiera pruebas de sexo obligatorias a todas las participantes. La decisión fue adoptada en mayo pasado y ha generado críticas por las implicaciones que tiene en la inclusión y el respeto a la identidad de género dentro del deporte.
En respuesta, Khelif presentó una apelación ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo con el objetivo de frenar la resolución que obliga a las boxeadoras a someterse a una prueba genética PCR. Sin embargo, su futuro inmediato no está ligado al próximo Mundial, ya que no se registró para competir en Liverpool.
Boris van der Vorst, presidente de World Boxing, defendió la medida argumentando que se busca asegurar torneos equitativos y sin riesgos. Destacó que la igualdad debe ir acompañada de regulaciones claras, lo que a su criterio fortalece la transparencia de la disciplina.
El campeonato mundial tampoco contará con la presencia de la taiwanesa Lin Yu-ting, otra de las campeonas olímpicas en París. Según confirmó Van der Vorst, su federación tampoco la inscribió, dejando a ambas fuera del cartel principal.
Pese a las disculpas expresadas meses atrás por haber mencionado a Khelif en un comunicado oficial, World Boxing sostiene que esta política es necesaria para salvaguardar el futuro del boxeo olímpico y dar garantías a las atletas. La discusión sobre los límites de la inclusión y la justicia deportiva seguirá abierta.