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La Cuarta Transformación ha demostrado que los derechos no son estáticos, que el cambio de época también implica un cambio en las garantías que el Estado debe ofrecer a su pueblo. Así como luchamos por convertir los programas sociales en derechos constitucionales, hoy toca dar un paso hacia el futuro: proteger la identidad digital de todas y todos los mexicanos.

Vivimos tiempos extraordinarios. La inteligencia artificial ya no es solo una promesa tecnológica: es una realidad que transforma la manera en la que trabajamos, aprendemos, nos informamos; y, también, lamentablemente, la forma en la que se puede vulnerar nuestra dignidad.

Hoy, cualquier persona puede ser víctima de la clonación de su voz, de un video falso con su rostro o de un testimonio manipulado que jamás dio. Casos como el de una actriz cuya voz fue usada sin su permiso, periodistas que fueron víctimas de deepfakes sexuales, o un conductor de radio cuya imagen fue usada para una estafa comercial, son ejemplos claros de que estamos frente a un vacío legal que debe ser resuelto con urgencia.

No estamos hablando de ciencia ficción. Estamos ante una nueva forma de violencia, que golpea especialmente a las mujeres, a las niñas y a quienes alzan la voz en el espacio público. También es un riesgo para la democracia misma, pues si todo puede ser simulado, la verdad pierde valor y la mentira se vuelve rentable.

Por eso, el pasado 9 de septiembre, presenté al Senado de la República un paquete de cuatro iniciativas legislativas con un solo objetivo: que México reconozca la identidad digital como un derecho humano y proteja a su gente frente al abuso de estas nuevas herramientas.

La propuesta es clara y ambiciosa:

  1. Reforma constitucional para reconocer la identidad digital como un derecho humano.
  2. Reformas al Código Penal Federal para castigar con cárcel la creación y difusión de contenidos falsos o deepfakes no consentidos, con agravantes si afectan a mujeres, menores o si se difunden masivamente.
  3. Cambios a la Ley Federal del Derecho de Autor, para que la voz, imagen y sus simulaciones sean protegidas como patrimonio personal.
  4. Obligación de etiquetar todo contenido generado con inteligencia artificial, para garantizar el derecho de las y los consumidores a saber si lo que ven o escuchan es real o no.

Este esfuerzo no busca frenar la innovación. Al contrario: busca que la tecnología tenga un marco legal y ético claro. Porque detrás de cada simulación, hay una persona real que sufre, una familia que se preocupa, y una sociedad que comienza a desconfiar de lo que ve.

Así como Europa discute sus propias leyes para enfrentar estos desafíos, México puede convertirse en punta de lanza en América Latina si reconocemos este derecho emergente en nuestra Constitución. Seríamos de los primeros países del mundo en hacerlo, y eso no solo es un paso legal, es un paso civilizatorio.

Este también es un tema de justicia social: mientras unos pocos controlan la tecnología, millones de personas quedan vulnerables sin defensa legal. Proteger la identidad digital es proteger nuestra voz, nuestro rostro, nuestra imagen. Es proteger lo que somos.

Como Senador de Morena, creo firmemente que el nuevo pacto social de este siglo debe incluir garantías en el mundo digital, porque los derechos no se detienen en la frontera de la tecnología. Por eso, hago un llamado a mis compañeras y compañeros legisladores, a la sociedad civil, a los sectores creativos, al sector privado y a las plataformas digitales: este es el momento de actuar.

El futuro ya llegó y debemos enfrentarlo con leyes de vanguardia.

Senador Cuauhtémoc Ochoa Fernández

Senador de la República por Hidalgo y Vicecoordinador del Grupo Parlamentario Morena. Fue Diputado Federal en las LIX y LXV Legislaturas. Asimismo, se desempeñó como Subsecretario de Normatividad Ambiental de la SEMARNAT. En el Gobierno de Hidalgo fue Secretario de Turismo y Secretario de Obras Públicas, Asentamientos Humanos y Ecología. Es ingeniero civil por la Universidad Iberoamericana y estudió Administración y Finanzas en el ITAM.