Un deslizamiento de tierra en Papúa Nueva Guinea ha dejado sepultadas vivas a más de 2.000 personas, según un funcionario del gobierno que solicitó ayuda internacional a las Naciones Unidas.
Esta cifra triplica la estimación de la ONU de 670 muertos. Las autoridades locales han recuperado solo cinco cuerpos. Las estimaciones de víctimas varían ampliamente y la Organización Internacional para las Migraciones mantiene su cifra inicial a la espera de nuevas pruebas.
El desastre ha complicado las labores de rescate debido a la ubicación remota, la falta de telecomunicaciones y la guerra tribal en la provincia afectada. La falta de datos censales confiables agrava la situación.