A las seis de la tarde con ocho minutos, hora del Vaticano, salió humo blanco de la tercera fumata que marca el nombramiento del Para número 267 en la historia de la Iglesia Católica.
De esta forma los 133 cardenales eligieron al sucesor de Francisco, en un momento histórico para los mil 400 millones de católicos en el mundo.
Luego de ser elegido, el cardenal decano pregunta al nuevo Papa electo si acepta su designación y con qué nombre desea ser llamado.
Tras su aceptación, el cardenal se asoma al balcón de la Basílica de San Pedro y proclama: “Habemus Papam!”, seguido del nombre de nacimiento del nuevo pontífice y el nombre que ha elegido como nuevo pontífice.
El nuevo líder de la iglesia sale entonces para dar su primera bendición Urbi et Orbi a la ciudad y al mundo, marcando el inicio de un nuevo ciclo en la iglesia católica.