El Rose Bowl de Pasadena fue testigo de una extraña escena durante el amistoso entre México y Nueva Zelanda. A pesar de la victoria 3-0 con goles de Pineda, Huerta y Romo, el estadio, con capacidad para más de 80,000 personas, apenas vio llegar a 25,271 aficionados. Las imágenes de gradas vacías se apoderaron de las redes sociales, mostrando el desinterés creciente por los partidos de la Selección Mexicana en Estados Unidos.
Este encuentro no fue una excepción, sino parte de una preocupante tendencia. El pobre número de asistentes coloca este partido en el Top 5 de las peores entradas de la Selección en suelo estadounidense. Algo similar ocurrió en 1997, también en Pasadena, cuando México enfrentó a Perú con apenas 17,342 espectadores. El fenómeno se repitió en 2021, cuando solo 17,202 personas asistieron al amistoso contra Chile en Austin, Texas.
Incluso en partidos oficiales como la Copa Oro, la afición no respondió como antes. En 2021, durante el juego entre México y Guatemala, solo 15,391 aficionados se dieron cita, a pesar de la clara victoria 3-0. Las alarmas comienzan a sonar sobre el interés que la Selección genera fuera de México, y la falta de pasión parece ser un tema recurrente.
El Tri ha perdido la capacidad de atraer multitudes en suelo estadounidense, algo que era casi un hecho en años anteriores. Las razones detrás de esta caída pueden ser varias: el cansancio de la afición, el nivel de los rivales o simplemente un cambio de ciclo. Lo cierto es que, aunque en el campo siguen ganando, la conexión con sus seguidores parece estar desapareciendo.