La euforia inundó el Abierto de Washington con el regreso de Venus Williams, quien volvió al circuito profesional tras más de un año de inactividad. Aunque cayó en la segunda ronda ante Magdalena Frech por 6-2 y 6-2, la tenista estadounidense fue recibida como una leyenda. A sus 45 años, su sola presencia en la cancha provocó ovaciones, aplausos y respeto absoluto por parte del público.
En la primera ronda venció a Peyton Stearns, convirtiéndose en la jugadora de mayor edad en lograr una victoria individual en la WTA desde 2004. Ese triunfo fue un símbolo de su resistencia, especialmente tras su ausencia por una operación de fibromas uterinos. “Me divertí mucho, fue una experiencia de aprendizaje”, declaró con gratitud.
Durante el torneo, Williams jugó dos partidos individuales y dos de dobles en apenas cuatro días. Aunque su cuerpo no respondió del todo, su espíritu se mantuvo firme. “Me quedé sin energía”, confesó tras su eliminación. El esfuerzo fue máximo y el reconocimiento fue mutuo entre Venus y el público.
Su rival, Frech, se mostró conmovida por enfrentarla: “No puedo imaginar cómo se empuja a sí misma”. El duelo fue más emocional que técnico. Los potentes golpes de Williams todavía impresionan, aunque la precisión le costó en momentos clave, con 14 errores no forzados solo en el primer set.
Pese a la derrota, Williams deja claro que su regreso no es un adiós. Ya prepara su participación en Cincinnati, convencida de que aún tiene más que ofrecer. “Siempre estoy en control del punto. Solo tengo que poner la pelota dentro”, dijo entre sonrisas y ovaciones.