Autoridades de Gaza denunciaron que algunas bolsas de harina distribuidas en centros de ayuda gestionados por Estados Unidos e Israel contenían pastillas de oxicodona, un opiáceo altamente adictivo.
Según un comunicado oficial, hasta ahora se han documentado cuatro testimonios de personas que hallaron estas sustancias, y se investiga la posibilidad de que hayan sido molidas o disueltas en la harina, lo que sería un atentado directo contra la salud pública.
Las autoridades responsabilizan directamente a Israel, al que acusan de intentar propagar “la adicción y destrucción del tejido social palestino desde dentro, como parte de una política sistemática que constituye una extensión del crimen de genocidio”.
También exigen a la comunidad internacional y a la ONU cerrar estos centros de ayuda, a los que calificó como “trampas mortales”, señalando que cerca de ellos han muerto alrededor de 500 palestinos en espera de ayuda.
Una investigación del diario Haaretz reveló que soldados israelíes apostados cerca de los puntos de entrega reciben órdenes de disparar contra los palestinos, supuestamente para dispersarlos antes de que abran los centros, actuando con total impunidad.