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La Casa Blanca advirtió que China podría enfrentar aranceles de hasta un 245% sobre sus exportaciones hacia Estados Unidos, como respuesta a las represalias adoptadas por Pekín en el marco de la guerra comercial impulsada por la administración del presidente Donald Trump.

La advertencia aparece en un documento oficial en el que se instruye un análisis sobre los riesgos que representa, para la seguridad nacional, la dependencia de Estados Unidos del suministro extranjero de minerales críticos y sus derivados. Entre ellos se encuentran las tierras raras, cuyo mercado está controlado por China.

Según el gobierno estadounidense, la medida busca salvaguardar la seguridad nacional y se inscribe dentro de una serie de acciones previas vinculadas a su estrategia comercial.

El documento también señala que más de 75 países han solicitado negociar nuevos acuerdos tras la suspensión parcial de aranceles anunciada el pasado 9 de abril. No obstante, China es la única nación excepción, optando en cambio por imponer medidas arancelarias propias, lo que ha llevado a Washington a mantener las sanciones en su contra.

De acuerdo con la circular, esta cifra se alcanzaría al sumar el arancel recíproco de 125% anunciado por Trump el pasado 9 de abril, un gravamen adicional de 20% como sanción por lo que Washington considera una falta de acciones contundentes contra el tráfico de fentanilo hacia territorio estadounidense, y finalmente, aranceles de entre 7.5% y 100% contemplados en la Sección 301 de la Ley de Comercio de Estados Unidos.

Dicha sección otorga al presidente la facultad de imponer sanciones comerciales a países cuyas prácticas sean consideradas injustas. Bajo este marco legal, la administración Trump ha mantenido aranceles sobre diversos productos chinos desde su primer mandato, alegando competencia desleal y robo de propiedad intelectual.

Actualmente, las importaciones chinas enfrentan aranceles de 145% al ingresar a Estados Unidos, mientras que los productos estadounidenses soportan un gravamen de 125% al llegar a China.

El gobierno estadounidense subrayó que, si bien está abierto a continuar negociaciones con otras naciones, no flexibiliza su postura frente a China hasta que Pekín revierta sus represalias comerciales y se alcance un acuerdo que, a juicio de Washington, beneficie de forma directa a la economía del país.