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El presidente Joe Biden y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu han tenido una relación compleja durante mucho tiempo. Ambos enfrentan una situación explosiva en Medio Oriente y problemas políticos internos.

Recientemente, la relación ha llegado a un punto bajo debido a diferencias sobre la guerra en Gaza, con Biden retrasando la entrega de bombas pesadas a Israel y advirtiendo que podría suspender más suministros de armas si Netanyahu sigue adelante con una operación en Rafah, al sur de Gaza. A pesar de las advertencias, Netanyahu promete continuar, afirmando que luchará solo si es necesario.

La resistencia de Netanyahu a las estrategias de encanto y súplicas de Biden ha llevado al presidente a adoptar un enfoque más asertivo. Biden ha declarado en una entrevista que no proporcionará las armas que históricamente se han utilizado en situaciones como la de Rafah si Israel decide actuar allí. A pesar de esto, los asesores de Biden insisten en que no permitirá que la relación entre EE.UU. e Israel se deteriore totalmente.

Históricamente, Biden ha tratado de manejar a Netanyahu más con incentivos que con sanciones, pero las fricciones han escalado, cuestionando la efectividad de su enfoque. Las protestas pro-palestinas en EE.UU. han llevado a los asesores de Biden a reflexionar sobre el apoyo tradicionalmente pro-israelí del partido demócrata.

La relación entre Biden y Netanyahu se ha mantenido a pesar de las diferencias políticas. Durante la administración de Obama, se enfrentaron por la construcción de asentamientos israelíes y más tarde por el acuerdo nuclear con Irán. Las tensiones también surgieron durante la guerra de 11 días de Israel con Hamás en 2021.

Netanyahu enfrenta presiones dentro de su coalición, que incluye miembros de línea dura que buscan expandir la invasión de Rafah, a pesar de la posible devastación para los palestinos allí.

Su decisión de seguir adelante con o sin un acuerdo sobre los rehenes puede tener consecuencias políticas significativas, ya que una falla en lograr una tregua podría desencadenar nuevas elecciones. Además, Netanyahu lidia con un juicio por corrupción y cuestionamientos sobre las fallas de inteligencia que llevaron al ataque de Hamás el 7 de octubre, en el que murieron 1,200 personas.

Con información de AP.