Saltar al contenido principal

Alrededor de 250 mil personas asistieron al funeral del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro y sus alrededores, según cifras actualizadas del Vaticano.

El féretro del pontífice fue colocado al pie del altar, sobre una alfombra y junto a un cirio encendido en el centro de una plaza que, con capacidad máxima de 40 mil personas, se vio desbordada por la multitud que se extendió hasta la Vía de la Conciliación.

La Misa Exequial fue presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, quien destacó el legado de Francisco, recordándolo como un líder que instaba a “construir puentes y no muros” y que consideraba la guerra como “una derrota trágica y dolorosa para todos”.

Las vistas aéreas del Vaticano mostraban un vibrante mosaico de colores: el negro de las delegaciones oficiales, el rojo de los cerca de 250 cardenales, el morado de unos 400 obispos y el blanco de 4 mil sacerdotes.

La ceremonia estuvo acompañada por coros que entonaron himnos en latín y oraciones en diversos idiomas, reflejando el carácter global de la Iglesia católica, que reúne a más de mil 400 millones de fieles en el mundo.

Entre los al menos 50 líderes internacionales presentes se encontraban el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el mandatario ucraniano, Volodimir Zelensky; así como los jefes de Estado de Alemania, Argentina, Filipinas, Francia, Gabón y Polonia, además de los primeros ministros de Reino Unido y Nueva Zelanda, y miembros de distintas casas reales, incluidos los reyes de España.

Tras la ceremonia fúnebre en el Vaticano, el féretro del Papa Francisco fue trasladado en un papamóvil adaptado hacia la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, lugar donde el pontífice había dispuesto ser enterrado según su testamento.

El cortejo recorrió las principales calles de la capital italiana y arribó a la basílica alrededor de la 1:00 p.m., hora local (5:00 a.m. tiempo del centro de México).

El féretro fue recibido por obispos y cardenales de alto rango, donde más tarde se llevó a cabo una ceremonia privada para su entierro.

Francisco descansa ahora bajo una sencilla tumba identificada únicamente con la inscripción “Franciscus” en latín. Sobre la losa de mármol se exhibe una reproducción de su característica cruz chapada en hierro, símbolo de su estilo humilde y cercano.

Cerrar menú