La reciente imputación preliminar de Nasser Al-Khelaifi en Francia ha sacudido los cimientos del París Saint-Germain y de las inversiones qataríes en el país. Según informes, la justicia francesa investiga su presunta participación en la compra de un voto dentro del Grupo Lagardère. Aunque Al-Khelaifi niega cualquier irregularidad y no está bajo supervisión judicial, el caso ha despertado tensiones entre Francia y Qatar.
El fondo soberano de Qatar, que posee inversiones clave como el PSG y BeIN Sports, ha dejado entrever que podría retirar su dinero del país europeo. Desde Doha consideran que sus dirigentes son víctimas de una “persecución judicial” y acusan a Francia de chantaje y críticas constantes. Esta presión podría traducirse en un cambio drástico en el futuro del club parisino, que ha sido impulsado financieramente por Qatar desde 2011.
Los informes judiciales sugieren que el presidente del PSG pudo haber facilitado el apoyo de Qatar Holding LLC en una votación clave dentro de Lagardère en 2018, con el supuesto compromiso de incluir a un diplomático qatarí en la junta directiva. No obstante, el fondo soberano de Qatar ha negado rotundamente cualquier irregularidad en el caso y desliga a Al-Khelaifi de la toma de decisiones en la empresa.
Este no es el primer roce del directivo con la justicia francesa. En el pasado, su nombre ha estado ligado a investigaciones por presunta corrupción en la asignación del Mundial de Atletismo y la Copa del Mundo 2022. Aunque ha salido bien librado en ocasiones anteriores, este nuevo caso podría cambiar la relación entre Qatar y Francia, con el PSG en el centro de la tormenta.