La detención de Sadettin Saran ha enviado ondas de choque a través de toda la estructura del Fenerbahce, el segundo club más exitoso de Turquía. El empresario, cuya fortuna proviene del sector de medios de comunicación y el turismo, fue arrestado por la policía de Estambul. La investigación se enmarca en una redada amplia que busca erradicar el uso de sustancias ilícitas entre la clase alta del país, poniendo bajo la lupa el estilo de vida de los líderes más influyentes.
El proceso judicial tomó un giro drástico cuando las pruebas de cabello tomadas a Saran dieron positivo en el test de drogas, según reportaron fuentes de la justicia turca. El impacto de esta noticia ha sido devastador para la imagen del club de baloncesto y fútbol, que tradicionalmente proyecta valores de disciplina y rectitud. La prensa local ha seguido minuto a minuto el traslado del directivo, cuya detención ha opacado las celebraciones de fin de año en el ámbito deportivo nacional.
Saran no ha tardado en reaccionar desde su detención, calificando las pruebas de falaces y orientadas a perjudicar su gestión. En su comunicado, hizo énfasis en que las acusaciones tienen como objetivo «destrozar a las instituciones» que representa, sugiriendo que hay intereses externos tratando de desestabilizar al Fenerbahce. Su defensa legal está trabajando actualmente para agilizar la repetición de los análisis, argumentando que el laboratorio oficial podría haber cometido un error crítico.
El perfil de Saran es el de un hombre de éxito internacional; propietario de Saran Holding, ha sido una figura clave en la industria del cine y el deporte durante décadas. Su llegada a la presidencia en septiembre de 2025 prometía modernizar al club tras derrotar al influyente Ali Koc en las urnas. Sin embargo, este escándalo de drogas amenaza con truncar su proyecto deportivo y comercial apenas tres meses después de haber iniciado su periodo presidencial.
Mientras el proceso legal sigue su curso, la junta directiva del Fenerbahçe se encuentra en una encrucijada sobre cómo manejar la comunicación con sus millones de aficionados. El club aún no ha emitido una postura oficial institucional, esperando que los resultados de las pruebas privadas de Saran puedan revertir el daño causado. Por ahora, el presidente permanece detenido, dejando un vacío de poder en uno de los momentos más tensos de la historia moderna de la institución turca.




