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El rostro más conmovedor tras la derrota de los Warriors no fue el de Stephen Curry, sino el de su hijo Canon. Al finalizar el Juego 6 ante los Rockets, las cámaras captaron el momento en que el pequeño, de solo seis años, rompió en llanto en los brazos de su madre. Su padre se acercó desde la cancha para consolarlo, pero la tristeza del niño era tan profunda como la del equipo entero.

Stephen Curry dejó todo en la cancha. En el cierre del segundo cuarto, lideró una reacción anotando 11 puntos consecutivos, con jugadas de alto nivel que mantuvieron vivas las esperanzas de Golden State. Cerró con 29 puntos, misma cantidad que Jimmy Butler en el día, pero no bastó.

Los Rockets mostraron una gran consistencia defensiva y dominio físico, superando en rebotes (62 a 51), robos (12 a 6) y pérdidas (11 a 16). Su energía marcó la diferencia, anulando cualquier intento de los locales por recuperar el control del juego.

Fred VanVleet fue el motor de Houston con una noche inspirada de 29 puntos, repitiendo su rendimiento de partidos anteriores. Con este triunfo, los texanos igualaron la serie 3-3 y ahora tienen la ventaja anímica para el séptimo juego, que se jugará en casa, en el Toyota Center.

Aunque los Warriors parecían tener el pase en sus manos tras ir 3-1 arriba en la serie, ahora enfrentan una presión enorme. El sueño de avanzar a semifinales de Conferencia se complica, mientras que los Timberwolves ya esperan rival. La serie está viva y más dramática que nunca.

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