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El martes 5 de agosto se presentó el Plan Estratégico de Pemex 2025-2035 y con él, un mensaje claro. Como bien lo mencionó la Sectetaria de Energía, Luz Elena González, en un mundo que vive una transformación acelerada hacia nuevas fuentes de energía, sería irresponsable que el Estado se retirara de su papel central. Al contrario, este es el momento de reforzarlo. No estamos hablando solo de economía, sino de soberanía, seguridad nacional y bienestar para las familias mexicanas.

Este plan parte de un principio fundamental: México necesita un modelo energético propio, que combine soberanía con competitividad, que garantice energía accesible para los sectores más vulnerables y, al mismo tiempo, aproveche la participación del sector privado para construir un sector energético eficiente y moderno. Se trata de una estrategia integral que asegure que el país tenga los recursos y la infraestructura para sostener su desarrollo.

Pemex es, y seguirá siendo, la empresa nacional histórica. Su papel ha sido decisivo para el desarrollo de México durante décadas, y lo seguirá siendo en los próximos años. El Plan 2025-2035 es un cambio de fondo que plantea generar más ingresos, reducir gastos, ser más eficiente y abrir nuevas líneas de negocio que permitan a la empresa sostenerse en el tiempo, tanto financiera como operativamente.

Para lograr esta visión, Banobras en conjunto con la Secretaría de Hacienda diseñaron un vehículo financiero por $250 mil millones de pesos, creado específicamente para financiar proyectos estratégicos de alta rentabilidad. Con este mecanismo se garantizarán recursos para proyectos directos y mixtos que permitirán a Pemex incrementar sus ingresos y fortalecer su posición en el mercado.

En materia de producción, la meta es clara: 1.8 millones de barriles diarios. Para lograrlo, la exploración será prioritaria. Se destinarán recursos para encontrar nuevas reservas y compensar la declinación de yacimientos actuales, aprovechando contratos mixtos que permitan compartir riesgos y beneficios con socios estratégicos. La prioridad no será exportar crudo, sino garantizar la autosuficiencia energética, lo que significa que México pueda cubrir sus necesidades sin depender de importaciones.

En este sentido, el gas natural se vuelve un tema de seguridad nacional. (hoy, el 90% del gas que consumimos viene de Estados Unidos). La meta es producir 5 mil millones de pies cúbicos diarios (hoy estamos en 3,500 millones), buscando gas en todas las regiones donde sea técnica y económicamente viable. Con la tecnología actual, podemos aprovechar reservas que antes eran inaccesibles, reduciendo nuestra dependencia y asegurando energía para la industria, la electricidad y los hogares.

Pero este plan no se limita a la refinación o extracción de petróleo. La Presidenta Claudia Sheinbaum tiene una visión mucho más amplia: transitar a Pemex hacia una empresa de energía. Hoy ya es la segunda empresa de electricidad del país, y se propone expandir su papel hacia energías renovables, producción de hidrógeno, aprovechamiento de litio y desarrollo de bioturbosina. En mi estado de Hidalgo, esta visión se hará realidad con la participación de Pemex en el Proyecto de Economía Circular en Tula, donde se producirá bioturbosina, un combustible más limpio que beneficiará a la industria y a la región. Este tipo de proyectos muestran una vez más que Pemex es, también, un motor de innovación y desarrollo regional.

Las reformas a las leyes energéticas que aprobamos en el Congreso de la Unión dutanre el primer año de la LXVI Legislatura fueron fundamentales para llegar a este punto. Hoy vemos cómo esas reformas se traducen en acciones concretas, con una hoja de ruta clara para que Pemex sea el pilar de la Cuarta Transformación en materia energética.

El Pemex del futuro será una empresa más diversificada, más eficiente, más limpia y más rentable. Una empresa capaz de asegurar el abasto de combustibles y energía, pero también de impulsar nuevas tecnologías y energías alternativas. Este plan es realista, pero también ambicioso. Marca un rumbo claro para los próximos 10 años y deja en claro que la soberanía energética es un compromiso irrenunciable.

Porque el futuro energético de México no se improvisa: se planifica, se invierte y se construye. Y como lo hemos dicho, el futuro de Pemex empieza hoy.

Senador Cuauhtémoc Ochoa Fernández

Senador de la República por Hidalgo y Vicecoordinador del Grupo Parlamentario Morena. Fue Diputado Federal en las LIX y LXV Legislaturas. Asimismo, se desempeñó como Subsecretario de Normatividad Ambiental de la SEMARNAT. En el Gobierno de Hidalgo fue Secretario de Turismo y Secretario de Obras Públicas, Asentamientos Humanos y Ecología. Es ingeniero civil por la Universidad Iberoamericana y estudió Administración y Finanzas en el ITAM.