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Elon Musk, el conocido magnate, ha revelado recientemente que su compañía emergente, Neuralink, especializada en la tecnología de interfaces cerebrales, ha logrado implantar su primer dispositivo en un ser humano.

El hecho aconteció a principios de mes cuando Neuralink implementó su interfaz cerebro-computadora (BCI) en un individuo voluntario. Las BCIs son aparatos capaces de leer, estimular o alterar la actividad eléctrica de las células cerebrales, otorgando al usuario la capacidad de manejar aparatos o programas externos mediante sus pensamientos.

El sujeto, cuya identidad permanece en el anonimato, fue sometido a la inserción del dispositivo en una zona del cerebro encargada de gestionar el movimiento. El dispositivo consta de un chip diminuto, algo mayor que una moneda de veinticinco centavos estadounidense, junto con filamentos extremadamente delgados que captan y envían señales neuronales.

Este aparato está diseñado para sustituir una pequeña sección del cráneo y se aloja enteramente bajo la piel del paciente. Tras su colocación, sus 64 sondas penetran en el tejido cerebral, estableciendo así 1.024 canales de comunicación bidireccional entre el cerebro y un microchip.