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El Super Bowl LIX definirá al campeón de la NFL, pero también tendrá los ojos puestos en el arbitraje. Ron Torbert, con más de una década de experiencia, será el referee principal en New Orleans. Sin embargo, su designación ha sido cuestionada por algunos aficionados, quienes aseguran que tiene favoritismo por los Chiefs, lo que genera dudas sobre su imparcialidad en el encuentro.

Esta es la segunda asignación de Super Bowl para Torbert, quien fue el árbitro cuando Los Angeles Rams vencieron a los Cincinnati Bengals 23-20 en el Super Bowl LVI en Inglewood, California.

El equipo arbitral que lo acompañará incluye a Mike Morton como umpire, Max Causey como juez de intentos, Mark Stewart como juez de línea, Mearl Robinson como juez de campo, Boris Cheek como juez lateral, Jonah Monroe como juez de fondo y Kevin Brown como oficial de repetición. Para Cheek, esta será su cuarta asignación en un Super Bowl, destacando su récord de 461 juegos arbitrados, el más alto en la historia de la NFL.

La polémica aumentó luego de que Football Zebras revelara que la NFL habría cambiado algunos criterios para la selección de árbitros. Normalmente, los jueces asistentes deben haber arbitrado un Campeonato de Conferencia o contar con al menos cinco años de experiencia, algo que en esta ocasión no se habría cumplido. Este ajuste ha generado críticas sobre la transparencia en la designación del cuerpo arbitral.

Más allá de la controversia, los árbitros de la NFL perciben grandes sumas por su labor. Un referee puede ganar entre 190.000 y 240.000 euros al año, con pagos de hasta 11.500 euros por partido y bonos especiales de entre 28.000 y 48.000 euros por arbitrar el Super Bowl. El duelo entre Chiefs y Eagles, repetición de la final de 2023, tendrá lugar el 9 de febrero, con Torbert y su equipo en el centro de la atención.