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El Gobierno federal de Estados Unidos inició hoy su primer cierre en siete años tras el fracaso de republicanos y demócratas para aprobar un presupuesto. De momento, la medida afecta solo a servicios no esenciales, aunque podría comprometer más funciones si el bloqueo persiste.

Los republicanos culpan a los demócratas de la crisis y exigen reabrir el Gobierno antes de negociar. “No se puede tomar al Gobierno como rehén sólo porque se quiere negociar sobre los costos de la atención sanitaria”, declaró el vicepresidente JD Vance en una entrevista a Fox News. Vance aseguró que la presión llevará a los demócratas a ceder.

Por su parte, el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, aseguró que su partido “no cederá” en la defensa de mayores fondos para sanidad, incluso si el cierre se prolonga semanas.

Este miércoles ambas bancadas presentarán en el Senado sus proyectos de ley, aunque se prevé que ninguno obtenga los votos suficientes, prolongando el estancamiento legislativo.

Aunque servicios esenciales como seguridad, Ejército, aeropuertos y seguridad social continuarán operando, los funcionarios de estas áreas no recibirán salario hasta que se apruebe un presupuesto. Miles de empleados en funciones no esenciales fueron suspendidos sin paga.

En paralelo, la Casa Blanca planifica usar el cierre como oportunidad para despedir a miles de funcionarios dentro de su estrategia de reducir el tamaño de la Administración.