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El sorteo del Mundial 2026 en Washington se ha convertido en un termómetro de la coordinación trilateral entre los países anfitriones, tras la confirmación de que Donald Trump asistirá al evento. Esta presencia no solo asegura un sorteo de máxima exposición mediática, sino que activa una serie de protocolos diplomáticos clave, dada la magnitud de este Mundial que será el primero con tres países sede y 48 selecciones participantes.

La confirmación de la Casa Blanca ha tenido una repercusión directa en la cúpula mexicana. Días antes, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo había declarado que su asistencia dependía de la presencia de Trump y del primer ministro de Canadá, Mark Carney. Con el líder estadounidense asegurado, la decisión de la mandataria mexicana se vuelve fundamental, ya que su viaje enviaría un mensaje clave sobre la unidad y la cooperación en la organización del magno evento.

El interés de Trump en el sorteo no es solo protocolario. El mandatario ha vinculado la celebración de la Copa del Mundo durante su mandato con el simbolismo del 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos. Aunque la ceremonia tendrá lugar en el Kennedy Center, un recinto que ha sido foco de críticas del mandatario, su asistencia subraya la importancia política que otorga a la imagen del país como anfitrión global.

Sin embargo, el contexto político ha introducido elementos de tensión en la logística del Mundial. Los comentarios de Trump insinuando la posibilidad de reubicar partidos en ciudades gobernadas por la oposición, en medio de un discurso más amplio sobre migración, obligan a los organizadores y a la FIFA a mantener un delicado equilibrio diplomático en cada instancia de los preparativos.

El sorteo de Washington será una prueba de fuego para la coordinación política antes de la logística deportiva. La presencia de Trump garantiza que la política y el deporte se cruzarán inevitablemente, pero también refuerza la consolidación del bloque norteamericano en el fútbol, con Estados Unidos como sede del sorteo, anfitrión del Mundial de Clubes ampliado, y potencial líder de la candidatura para la Copa del Mundo femenina 2031.