El nuevo Papa que saldrá elegido del próximo cónclave que se celebrará a partir de este 7 de mayo necesitará una mayoría calificada de dos tercios, es decir, un total de 89 votos, ya que el número de cardenales electores se sitúa en 133. Las votaciones tendrán lugar los días que sean necesarios: dos por la mañana y dos por la tarde.
Los 133 cardenales electores llamados a elegir al Pontífice número 267 tendrán en sus manos una tarjeta de forma rectangular que lleva escrito en la mitad superior “Eligo in Summum Pontificem” y el lugar para escribir el nombre del elegido en la mitad inferior. La tarjeta está hecha de manera que se pueda doblar en dos, como describe la Constitución Apostólica.
Una vez que todos los electores depositen sus papeletas en la urna, el primer escrutador la sacudirá varias veces para barajar las papeletas.
El último escrutador procederá al recuento de las papeletas, sacándolas visiblemente una a una y depositándolas en otro recipiente vacío.
Tras el recuento de las papeletas, los escrutadores sumarán los votos obtenidos por los distintos nombres y los anotarán en una hoja aparte.
Una vez terminada la lectura de los nombres, las papeletas se depositan en un receptáculo. En ese momento, se cuentan los votos y, tras comprobarlos, se queman.
Se utilizan productos químicos que deben dar el color negro, en caso de no elección, y el color blanco, en caso de elección.